IoT (del inglés, Internet of Things) es un concepto acuñado por Kevin Ashton en 1999 en el marco del trabajo desarrollado con Identificación por Radiofrecuencia (RFID) por el Auto ID Labs. A Kevin Ashton se le ocurrió que si los pequeños sensores de identificación pudieran conectarse a Internet, podrían comunicar la ubicación, caducidad y stock, facilitando enormemente la gestión de los productos.
Pero, ¿qué es realmente el Internet de las Cosas? Según, Torres (2014), "se trata de una red que interconecta objetos físicos valiéndose del Internet. Los mentados objetos se valen de sistemas embebidos, o lo que es lo mismo, hardware especializado que le permite no solo la conectividad al Internet, sino que además programa eventos específicos en función de las tareas que le sean dictadas remotamente", tal y como lo expresaría en su artículo ¿Qué es y cómo funciona el Internet de las Cosas?
Por otra parte, en un documento de CISCO, se refieren al Internet de las Cosas como "el punto en el tiempo en el que se conectaron a Internet más 'cosas u objetos' que personas.
Ahora bien, volviendo al tema de los sensores, estos podrían no sólo adosarse a la paquetería o artículos en general, sino que a todo tipo de dispositivos susceptibles de comunicar información en tiempo real. El rápido aumento de la capacidad de chips cada vez más pequeños en el marco de la masificación de Internet, ha llevado a materializar la aplicación de este principio a todo tipo de dispositivos: en IoT los refrigeradores podrían comunicar stock y monitorear los patrones de consumo, las puertas y ventanas podrían enviar reportes sobre su actividad, las zapatillas contar patrones de actividades física y comunicarlos a bases de datos conectadas a entidades de administración y monitoreo de salud, los autos podrían conducirse solos, comunicándose entre sí y otras entidades. En realidad, y debido a sus posibilidades, de aquí en adelante todo depende de la imaginación.
Si hay una cosa que ocurre en las revoluciones tecnológicas como la que estamos viviendo, es que siempre son adoptadas primero por la industria y por el comercio en general, y luego “bajan”, al consumidor corriente. Es por esto que hoy en día es posible observar una creciente cantidad de soluciones tecnológicas diversas y relativamente económicas, frente a las cuales se hace indispensable actualizarse en el corto y mediano plazo.
Uno de los ejemplos más extendidos que permite IoT -por su bajo costo y su relativa versatilidad-, son los servicios de tracking, que sirven para monitorear por GPS todo tipo de paquetes o transportes en tiempo real. Otras áreas que han ido adoptando IoT para su funcionamiento son el marketing, las cadenas de suministros a partir de indicadores inteligentes y de análisis estadísticos detallados y en tiempo real.
Las enormes posibilidades que está ofreciendo la tecnología, ya están transformando radicalmente el mundo de los negocios y cada vez más irá incursionando en la vida cotidiana, sumarse a esa gran ola de cambio, no es una opción sino una necesidad.
Si llegaste a este punto, seguramente querrás saber un poco más sobre el IoT y sus distintas aplicaciones, entre las que destaca precisamente cómo el Internet de las cosas contribuye a la optimización de recursos. ¡No te pierdas este otro artículo de nuestro blog!
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